Y nos volvimos amantes, de esos fugaces que se buscan entre noches delirantes…
Y nos volvimos animales, olfateando la carne que se enciende tan solo al rozarse…
Tú calidez y mi sensatez fundiendo el deseo entre cobijas a nuestros pies
Sin palabras de por medio, sin una caricia, tan solo el silencio que grita lo que queremos…
Y nos volvimos amantes, delirantes de fuego que se enciende tan solo al rozarse.
De repente te das cuenta de que estas en la mitad de la treintena, sí, sí… 35 nada más ni nada menos. Has seguido los pasos que se “suponen” normales hasta ese momento de tu vida:noviazgo, boda, hijos… Y en ese momento te planteas, es esto lo que quiero de mi vida? Se supone que debo ser feliz o hacer que lo soy? Te encuentras en un matrimonio que no te satisface, lleno de carencias, madre trabajadora que necesita mil brazos para atender todas las obligaciones que tiene una madre trabajadora, sí. Pero llega un día, uno cualquiera. Te levantas , te miras en el espejo y piensas … Quién soy yo? No me reconozco! Dónde está la persona risueña, llena de ilusiones, proyectos, aficiones que era? Soy madre, sí. Lo mejor que me ha pasado en la vida. Soy esposa, sí, pero en una relación que se ha convertido tóxica, que me ha anulado como individuo, que me ha hecho ser durante años alguien que no soy. Soy trabajadora, también. Me satisface mi trabajo , pero lo considero como un medio para vivir , no como un fin…
Cuándo supe lo que es el amor por primera vez lo hice de la mano de un chico que consideré maravilloso,junto a él viví parte de los mejores momentos de mi vida pero la relación empezó a volverse tóxica y los problemas empezaron a aparecer entre nosotros…

El no se escondía, decía claramente que en su vida había abrazado mucho, había tenido entre sus brazos no pocos cuerpos y había disfrutado de la sensación que da la cercanía de un cuerpo apretado contra tu pecho y enlazado por tus brazos.
A pesar de ello, a pesar de que guardaba buen recuerdo de cada uno de esos abrazos, habían tres de ellos que eran joyas que escondía en esa caja fuerte que era su corazón; tres abrazos que marcaron su vida y que dudaba mucho pudieran ser superados, aunque le encantaría tener la suerte de que abrazos venideros dejasen a estos como simples caricias.
Habían tres abrazos, que curiosamente venían del mismo cuerpo y de los mismos brazos, que cuidaba como quien cuida lo más preciado que jamás un hombre pudo tener.
El primero de ellos lo dejo plantado allí donde se lo dieron, él de pie y ella sentada en la bancada del lavabo del cuarto de baño de una habitación de hotel, allí completamente desnudos y apenas sin haber dejado de jadear, después de días sin verse que le parecieron años; un abrazo que le pillo por sorpresa pero que puso un nudo en su garganta por lo esperadamente inesperado que fue y es que ella sumó a ese intenso abrazo un primer “te quiero”, de esos que salen de más adentro del corazón, de esos que son tan deseados que no confías que nunca se vayan a pronunciar.
Ese abrazo y esas palabras benditas las acompañó de unas lágrimas que rodaron por sus mejillas, lágrimas de emoción y también, porque no decirlo, de alivio al derramarlas sin poder contenerlas y en ese mismo instante él supo que querría a esa mujer de por vida, que nada sería capaz de borrar ese instante de su memoria y que por fin había llegado al destino que siempre había buscado y perseguido; él supo entonces que su corazón le pertenecería a ella hasta el día en que cerrase los ojos.
El segundo de esos tres abrazos, se produjo meses después, tras la tormenta que los separó temporalmente y fue un abrazo de reconciliación, de pedir perdón, de sosiego, de disculpa y olvido del mal, de “nunca jamás, por favor”, de haber estado perdidos el uno sin el otro, de alegría por el reencuentro, de felicidad al poder sentirse tan cerca de nuevo, de “somos dos estúpidos”, de haberse echado de menos y nunca de más, y sobre todo de “no me sueltes porque yo no quiero soltarte’, un abrazo de haber salido el sol a pesar de las nubes; en definitiva un abrazo de paz de esos que generan tranquilidad y son descanso para el alma.
Un abrazo que seguro ninguno de ellos soñó que se produjese, pero a veces los milagros suceden y lo que sentían el uno por el otro, era milagroso, mágico e inigualable.
El tercero de esos abrazos que tatuaron su alma, se produjo unos meses más tarde, sobre una cama, mientras la luz de las velas iluminaba apenas sus cuerpos desnudos enroscados el uno alrededor del otro.
Y ese sí, a él le encontró desprevenido por totalmente inesperado, por esa fuerza que ella imprimió a ese gesto tan habitual entre ellos y es que si sus abrazos eran siempre especiales, este fue simplemente sublime.
En mitad del amor, ella lo atrajo acercando sus cuerpos vestidos únicamente de amor y sudor, lo atrajo con fuerza, con una fuerza que el no había conocido jamás entre ellos, que lo dejó inmóvil y que en lugar de ir suavizándose cobraba más fuerza a medida que transcurrían los segundos.
Y en mitad de ese abrazo en el que ella parecía querer fundir sus cuerpos en uno hasta que sus almas se pudiesen tocar, él supo que había vuelto a suceder, que después de esto, nada ni nadie podría hacer que dejase de amarla, como jamás había amado a nadie y como nunca sería capaz de amar a nadie más que no fuese un hada, su hada particular que era la reina de sus sueños, por muy chalada que estuviese.
Fue un abrazo de rendición, al menos por su parte, ya que aunque había luchado por no volver a enamorarse de ella, hay sentimientos que traspasan cualquier razón, cualquier rencor y sobre todo, cualquier miedo o duda.
Fue un abrazo de entrega, de bajar los puños y abrir los brazos, de amor, de simple y puro amor; un abrazo de “ya estoy en casa porque tu alma es mi hogar, tú mi familia y nunca jamás pienso irme”
Son tres sobre el resto, sobre los muchos abrazos dados y disfrutados, tres abrazos que le permiten a uno morir tranquilo por haber conocido el amor, ya que esos tres, solo esos, más que abrazos eran el amor hecho caricia.

Ese lugar.
GRACIAS.
Para ti, para la persona con quien compartí y regalé la mitad de mi vida. Te regalé mi adolescencia, mi inocencia, mi felicidad, te cedí una de las etapas más bonitas de la vida. Una etapa que nunca volverá.
Quince años de mi vida, a tu lado, aunque tú no siempre estabas. Quince años de incondicional amor, o esa falsa creencia que tenía por aquel entonces de lo que era el amor.
No te culpo de todo lo vivido porque una relación es cosa de dos, no de uno. Es más, no quiero culparte de nada, simplemente quiero darte las gracias.
Gracias por todas las palabras ofensivas, dañinas, llenas de ira y de rencor, gracias por esas situaciones en las que me daba miedo hablar con un amigo, un conocido, a que me saludaran por la calle o que me regalaran un cumplido.
Gracias por aislarme de mi circulo más querido, gracias por cada insulto, por cada grito, por cada golpe escondido en alguna parte de mi cuerpo, gracias por enseñarme el arte de las patadas o por presentarme en numerosas ocasiones la sensación tan desagradable de notar como deja de entrar el aire a los pulmones cada vez que tu mano derecha acariciaba mi cuello. Gracias por susurrarme las ganas que tenías de reventarme la cabeza, gracias por cada humillación, y por tus castigos cuando me dibujaba una discreta raya en los ojos. Gracias por todos los desprecios, por ser tu última opción en vez de tu prioridad. Gracias por tus celos y tu desconfianza, por dudar de tu paternidad.
Gracias y mil veces gracias por anularme como persona, como mujer, como pareja, como amiga, gracias por hundirme y enseñarme a odiar cada parte de mí.
Gracias de todo corazón, porque después de estos quince años llenos de experiencias, ahora vuelvo a ser yo.
La niña que se perdió en el camino, ahora se encontró convertida en la mujer que siempre quiso ser.
Gracias a ti ahora puedo decir que soy feliz.
Y no te confundas, que no te guardo rencor, ya no.
No te odio, ya no.
No te desprecio, ya no.
No tengo miedo, ya no.
Ahora solo te deseo lo mejor que esta vida pueda ofrecerte y espero de corazón que un día te levantes y puedas sentir la felicidad y la paz que todos merecemos.
Texto: Althea
Me queda ya menos para estar instalada en mi nuevo hogar.
Está cerca ese momento en el cual no te voy a ver casi nada, o tal vez nada.
Ahora si, llegó ese momento donde asimilar que en cierta manera estás lejos y que cuando menos me lo espere tendrás tu vida hecha de nuevo al lado de otra persona..
Es cierto que agradeceré el no estar delante para verlo, porque aunque que quiero lo mejor para ti, no puedo evitar que no me duela el que no sea conmigo..
El tiempo a veces me confunde, me hace creer que te he olvidado pero siempre llega el momento donde la vida me enseña la realidad. Y es que no se puede mentir a la verdad y mi corazón te pertenece y lo
hará eternamente.
Muchas veces me pregunto en qué momento se fue todo al traste, en que momento pensamos que ya no funcionábamos ..
Supongo que en el medio de la rutina, de los malos tiempos, y de enfocar la vida de otra manera.
Quizá en ese momento deberíamos estar más unidos que nunca y entre los dos haber sido más fuertes..
Dicen que el amor todo lo vence, sin embargo pues aquí estamos.. somos grandes amigos.
Me alegro de tenerte aunque sea más lejos y en otra medida.
No puedo irme, sin decirte que TE QUIERO!❤
Que a pesar de todo lo que hemos pasado, con nuestros más y nuestros menos, te adoro, y nadie cambiará eso..
Tengo que confesarte que siempre mantuve la esperanza de escuchar un”te quiero” y tal vez, solo tal vez: escuchar “¿Nos jugamos la última carta?”
Al fin y al cabo el tiempo también madura, enseña❤
Me toca asimilar también que en cualquier momento de mi vida quizá llegue otra persona, pero sin embargo llevaré en silencio que seguiré enamorada de ti hasta el fin de mis días🌠❤
Siento mucho todos mis errores, y siento los tuyos de igual forma si pudiera metería todos en una caja y la cerraría con llave si ello me asegurara que esos momentos no hubieran existido, que nuestros
labios estarían en silencio y besándose en lugar de hablarnos de malas maneras.
Quizá no debimos dejar que nos pisaran, que decidiesen por nosotros.. y sin duda no debimos dejar que nos desvalorizasen..
Todos cometemos errores, y todos nos equivocamos, aunque tal vez este sea nuestro mejor acierto.
Te quiero con todos tus defectos!
Solo deseo que seas feliz!❤🌠
TE QUISE, TE QUIERO Y TE QUERRÉ HASTA EL FIN DE MIS DÍAS❤🌠
Texto: Paty