Una mujer de oro no necesita de alguien que la haga trofeo. ¡Ella es y se siente un trofeo! Y como todos sabemos, los trofeos se ganan no se regalan.
De una vez por todas, debemos entender que no somos el trofeo de alguien, y mucho menos regalar nuestra esencia de buenas a primeras.

Y si sabes que alguien te merece por lo que eres, no te colocarás tan fácil en bandejas desechables: recuerda eres “oro”.
No eres un objeto que pueda colocarse a la vista de todos, eres lo que sientes, lo que crees valer. Y empezando por eso vales demasiado.

No te regales, no te prestes si sabes que tu corazón pueda verse involucrado, eres tú la dueña de tus decisiones y acciones. No juegues ni experimentes sabiendo que puedes salir lastimada. Eres inteligente, sumamente inteligente, y bien sabrás cuando es momento de detenerte, de decir “No”.

No necesitas a nadie que te muestre como un trofeo. Necesitas a alguien que crezca contigo, con quien te sientas tu misma y sobre todo bien. Alguien para calibrar tus miedos y desintoxicarte del pasado de tus inseguridades.
Alguien que se sienta orgulloso de llevarte de la mano por la calle.
Y no aceptes menos.
Fuente: www.ninfomana.tv